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🏔️ Milarepa — De la Oscuridad al Canto del Dharma

Jetsun Milarepa (1052-1135 aprox.) es uno de los yoguis-poetas más venerados del Tíbet, símbolo de transformación radical y entrega espiritual.

Orígenes adversos y caída en la magia negra

Milarepa nació con el nombre Mila Thöpaga (“Mila, deleite al oído”) en la región de Gungthang, en el Tíbet occidental. Cuando era niño, su padre falleció y sus tíos reclamaron las posesiones de la familia, despojando a su madre y a él de lo justo.

Dolida por la injusticia, su madre le impulsó a aprender magia negra para vengarse. Usando esos conocimientos, Milarepa provocó tragedias: en una ocasión desencadenó un desprendimiento que mató a decenas de personas, como acto extremo de venganza. También arruinó cosechas y causó tormentas. Estos actos marcaron profundamente su karma y su conciencia.

Búsqueda del maestro — Pruebas de purificación

Con gran remordimiento por sus acciones, Milarepa buscó un guía que pudiera liberarle del sufrimiento interior. Finalmente llegó a Marpa el Traductor, maestro del linaje Kagyu.

Marpa no le aceptó de inmediato. En lugar de enseñarle, le impuso duras pruebas: levantar torres de piedra y luego destruirlas, una y otra vez, como forma de purificación. Exhausto y desesperado, Milarepa pensó incluso en abandonar, pero perseveró.

Al cabo de años de sacrificio y entrega, Marpa finalmente le transmitió las enseñanzas profundas: Mahamudra, prácticas de calor interno y meditación tántrica.

Retiro en las montañas y vida de austeridad

Tras recibir las instrucciones, Milarepa se retiró a cuevas en las montañas, viviendo en soledad y austeridad extrema. Se alimentaba casi exclusivamente de ortigas, lo que dio a su piel un tono verdoso, rasgo que aún hoy lo caracteriza en las representaciones tibetanas.

Durante esos años compuso sus célebres “Cien Mil Cantos de Milarepa”, poemas espontáneos que transmiten experiencias de realización, visiones y enseñanzas sobre la impermanencia y la mente.

Entre las muchas historias, se recuerda cuando un grupo de cazadores llegó a su cueva pidiendo ayuda. Milarepa les ofreció una cama de ortigas; al rechazarla por su incomodidad, él les preguntó si la causa de su malestar estaba en la cama o en su propia mente. Con parábolas sencillas como esta enseñaba la naturaleza de la felicidad y del sufrimiento.

Legado espiritual

Con el tiempo, Milarepa se convirtió en un símbolo vivo de redención: de un pasado oscuro y lleno de violencia, a una vida consagrada al Dharma y la compasión. Su discípulo principal fue Gampopa, quien consolidó y expandió el linaje Kagyu.

La biografía clásica La vida de Milarepa, compilada en el siglo XV por Tsangnyön Heruka, recoge estos episodios entrelazando milagros, canciones y enseñanzas.

Hoy, Milarepa inspira como recordatorio de que ningún karma es demasiado pesado para redimirse. Su vida muestra que, con práctica sincera y perseverancia, la mente puede alcanzar la libertad, y que incluso la más profunda oscuridad puede transformarse en luz.

Milarepa a través del yogui C.M. Chen

En su adaptación The Essential Songs of Milarepa (CW32_No.87), el yogui C. M. Chen agrupó varios versos en torno a la impermanencia, ofreciendo un recorrido meditativo y poético. En estos cantos se describen los cuatro grandes sufrimientos de la existencia —nacimiento, vejez, enfermedad y muerte—, acompañados de imágenes muy vivas como las flores que se marchitan, la luna que mengua o la seda que se corta de un tajo.

El conjunto incluye también las “Seis realizaciones frente a la muerte”, la “Realización del yogui frente a la muerte” y las enseñanzas “Sobre el Bardo” dirigidas a Gampopa. Todos estos pasajes invitan a mirar de frente la transitoriedad de la vida y a comprender que lo condicionado siempre cambia y se disuelve, abriendo así la puerta a la práctica del Dharma.

Puedes consultar el sitio oficial del Yogi Chen en inglés: http://www.yogichen.org/

“Quien no realiza la Verdad de la Muerte, nunca puede escapar del renacimiento.”
— Milarepa

Cantos sobre la Impermanencia...

  1. El sufrimiento del nacimiento

En el estado de Bardo el errante
es el Alaya. No se queda en ninguna parte.
Impulsado por su propio pesar,
entra en un vientre desconocido.

Allí se siente como un pez,
atrapado en la grieta de una roca,
durmiendo en sangre roja y pus amarillo,
en todas las secreciones debe reposar.

Apretado en la suciedad sufre dolor,
fruto del mal karma que debe cosechar.
Aunque recuerde vidas pasadas,
no puede contar ni cuatro ni cinco.

Ahora abrasado por el calor,
ahora golpeado por el frío.
Por nueve meses permanece,
dentro del vientre con todos los dolores.

Del vientre es extraído como con tenazas,
la cabeza exprimida, sin seguridad alguna,
como arrojado a un zarzal,
todo su ser tiembla.

En el regazo de la madre con tristeza,
se siente como gorrión en las garras de un halcón.
Cuando su cuerpo de sangre y suciedad es limpiado,
es como si lo desollaran vivo, el dolor aumenta.

Cuando el cordón umbilical es cortado,
es como si la espina dorsal se partiera.
Cuando envuelto en la cuna,
se siente atado por un cinturón.

Quien no realiza la verdad del no-nacido
nunca puede escapar del renacimiento.

 

  1. El sufrimiento de la vejez

Cuando el cuerpo se vuelve frágil y gastado,
rechaza la vejez, de esto no hay duda.
El cuerpo recto se encorva,
los pasos ya no son firmes.

Los cabellos negros se tornan blancos,
los brazos ya no tienen fuerza.
Los ojos se vuelven opacos,
los oídos ya no son agudos.

La cabeza tiembla, pálidas las mejillas.
La sangre se seca, uno siente morir.
La nariz se hunde,
los dientes no mastican nada.

La lengua pierde control,
y ni el azúcar da placer.
Uno guarda comida y vino,
pero no puede disfrutarlos.

Intentando evitar el sufrimiento,
sólo acumula más sufrimiento.
Se le dice la Verdad,
pero su fe no crece.

Aunque tenga parientes,
se convierten en sus enemigos.
Aunque escuche enseñanzas,
nada cambia.

A menos que realice la Verdad de lo no-decadente,
tendrá que sufrir la vejez y no estará en paz.

 

  1. El sufrimiento de la enfermedad

Aparte de la enfermedad el anciano nada gana.
De tres principales males sufre dolor.
La presión de la sangre aumenta,
los problemas de los órganos no se liberan.

En cama segura, día y noche,
el enfermo no encuentra consuelo ni fuerza.
Se revuelca y gime en lamento,
fruto del karma de impureza.

Aunque coma los mejores alimentos,
todo lo que ingiere lo vomita.
Si lo acuestas en lugar fresco,
su calor no se equilibra.

Si lo envuelves en ropas cálidas,
se siente en un país helado.
Aunque amigos y parientes lo rodeen,
nadie comparte su dolor.

Aunque médicos estén presentes,
ninguno lo libra del daño.
Quien no aprende la verdad de la enfermedad,
debe buscar el santo Dharma.

 

  1. El sufrimiento de la muerte

Para saldar deudas acumuladas,
uno debe sufrir con la muerte.
Los guardias de Yama atrapan al que,
cuando su tiempo llega pronto.

El rico no puede comprar su escape con oro,
ni el héroe cortarla con espada.
Ni la mujer astuta engañarla,
ni el erudito rehusarla con enseñanza.

Cuando todos los nervios convergen,
se siente como montañas aplastando.
La visión se oscurece,
y sólo queda el pecado.

Ni médicos ni gurús pueden
prolongar la vida del moribundo.
Dioses y devas desaparecen,
el aliento sólo exhala.

Se huele la carne muerta,
como carbón en cenizas.
Moribundos cuentan los días,
otros lloran su destino.
Algunos piensan en la salud perdida,
otros en la riqueza.

Por mucho que se ame al muerto,
sólo queda dejarlo solo.
Arrojado al agua, al fuego,
o bajo tierra, el muerto no regresa.
Quien no realiza la Verdad de la Muerte,
debe preparar la riqueza para el viaje al Oeste.

 

  1. Ocho símiles

Cuando la pintura se desvanece, ¿dónde está el loto?
Esto muestra que todo es como un drama,
prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, practicarás el Dharma.

La flor azul desaparece rápido
con la helada del invierno.
Prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, confía en el Dharma.

La inundación desciende del valle,
al llegar a la llanura ya no fluye.
Prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, amarás el Dharma.

¿No vimos crecer el arroz verde?
Ahora sus cáscaras yacen abajo.
Prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, creerás en la Ley.

El elegante paño de seda,
un cuchillo lo corta de un tajo.
Prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, aprenderás del Bodhi.

Cuando valoras la joya más rara,
pronto pertenecerá a otro.
Prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, practicarás el Dharma.

Mira la luna llena y brillante,
en pocos días ya no está.
Prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, hallarás la Ley profunda.

¿No tuviste aquí un hijo nacido?
Hace tiempo que se fue a su descanso.
Prueba su naturaleza transitoria.
Piensa, entonces, practicarás pronto.

 

  1. Seis realizaciones frente a la muerte

De lo extremo uno se libera,
como el valiente león en la nieve,
sin miedo a caer.
En esta Visión confío.
La muerte conduce a la meta final.
Alegría para quien así la contempla.

El gran ciervo amable,
con astas de muchos puntos,
duerme cerca de la bendición.
En la práctica confío.
La muerte conduce al sendero de liberación,
la muerte trae gozo al que practica.

El pez de virtudes doradas,
con ojos brillantes, nada
en el río del conocimiento activo.
En su acción confío.
La muerte conduce al Sendero de Liberación.
La muerte trae gozo al que actúa.

La tigresa del entrenamiento mental,
con bellas rayas se adorna.
El altruismo es su gloria.
Camina recta en el bosque.
En su disciplina confío.
La muerte conduce al Sendero de Liberación.
La muerte trae gozo al que entrena.

En el papel de formas positivas y negativas,
escribo con mente meditativa.
En el estado de no-dualidad
me observo y contemplo.
En este Dharma confío.
La muerte me libera,
la muerte me trae deleite.

La esencia purificada del movimiento
es como un águila volando.
En sus alas de habilidad y sabiduría
alcanzo la causa sagrada del no-ser.
En tal logro confío.
La muerte me lleva a la Liberación,
la muerte trae gozo a la meditación.

 

  1. Realización del yogui frente a la muerte

Quienes practican sólo con la boca,
hablan mucho, parecen saber más.
Cuando llega la hora de partir,
sus palabras se pierden en el aire.

Cuando la clara luz naturalmente brilla,
la ciegan las faltas.
La oportunidad de ver el Dharmakaya
se pierde en la confusión.

Aunque uno pase su vida
aprendiendo escrituras sagradas,
no ayudan en el momento
cuando la mente parte.

Los yoguis sin suficiente meditación
confunden luces psíquicas con iluminación,
no pueden unificar la luz de madre e hijo,
corren peligro de renacer en planos inferiores.

Cuando el cuerpo está en postura,
la mente absorta en meditación,
cree que no hay más mente,
pero es sólo concentración.

Como estornino al vasto cielo vuela,
la conciencia florece como lámpara brillante.
Vacía, transparente y vívida,
pero es sólo una sensación de dhyana.

Quien con buenas bases medita
penetra la Verdad en contemplación,
y ora con fervor a las Tres Joyas,
obtendrá la sabiduría sin-yo.

Con la cuerda de profunda concentración,
con el poder de bondad y compasión,
con el voto altruista del corazón bodhi,
logrará visión clara,
la Verdad del Gran Sendero Iluminado.

Nada se ve y sin embargo todo,
comprende lo erróneo de miedos y esperanzas.
Todo estaba en su mente y nada más.
Alcanza la tierra pura sin llegar,
ve el Dharmakaya sin ver.

Sin esfuerzo ve naturalmente todas las cosas.
Querido hijo, guarda en tu mente todas mis palabras.

 

  1. Sobre el Bardo a Gampopa

Los seres sintientes son samsara.
Todos son Budas en nirvana.
En su naturaleza todos son iguales.
¡Es la visión del Bardo, Gampopa!

La manifestación de rojo y blanco,
maravillosa esencia de mente difícil de escribir.
Todo es un estado no-dual,
esta es la práctica correcta del Bardo.

Las incontables formas de ilusión,
la mente propia sin surgimiento,
ambas en el estado innato.
Esta es la acción correcta del Bardo.

El sueño del hábito de la noche anterior,
y el conocimiento de la vacuidad de esta mañana,
son lo mismo en la luz de Maya.
Este es el Bardo del sueño.

Las cinco aflicciones y los cinco Budas,
identificados en los dos karmas,
brillando y perfeccionando en unidad.
Este es el sendero del Bardo-Dharma.

De la habilidad surge el Tantra Padre,
de la sabiduría el Tantra Madre,
unidos en la Tercera Iniciación,
la naturaleza es un Bardo extraordinario.

El beneficio propio está en el Dharmakaya,
mientras que el de otros en los otros dos kayas.
Primordialmente sólo hay uno, no tres:
este es el Trikaya del Bardo.

De la puerta del vientre nace el cuerpo impuro,
del cuerpo puro nace el cuerpo de Buda.
Son uno en la luz del Bardo.
Este es el logro del Bardo ya realizado.

☸ Texto leído y traducido al español por KarunaPura a partir de las enseñanzas de Milarepa interpretadas por el Yogui C. M. Chen (http://www.yogichen.org/).

Jordi Clement

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