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Hsu Yun y “La Canción del Saco de Piel”

El Maestro Hsu Yun 虚云, que significa Nube Vacía (1840-1959), fue uno de los grandes maestros Chan del siglo XIX y XX, conocido por su profunda sabiduría y dedicación al Dharma. A lo largo de su vida, viajó por templos y montañas sagradas, promoviendo la práctica del Chan y restaurando monasterios.

Cuando Hsu Yun tenía diecisiete años, intentó escapar de su hogar para ir al Monte Heng y convertirse en monje sin el permiso de su familia. En un sinuoso camino de montaña, se encontró con enviados de su tío, quienes lo interceptaron y lo escoltaron de regreso a casa. Su aspiración no se cumplió y fue reprendido y traído de vuelta. Su padre formalmente le arregló matrimonios, y su casamiento fue completado. Aunque vivieron juntos, Hsu Yun no tuvo contacto sexual con sus esposas. Además, explicó extensamente el dharma a las mujeres para que ellas también practicaran el budismo. Les dejó esta profunda enseñanza, «La Canción del Saco de Piel», que escribió a los 19 años, donde refleja su enseñanza sobre la impermanencia del cuerpo y la importancia de la liberación espiritual. Varios años después, el Maestro Hsu descubrió que sus dos exesposas se habían ordenado como bhikkhunis (monjas).

Su vida fue un ejemplo vivo de perseverancia y compromiso con el despertar, a pesar de las dificultades y las imposiciones sociales. Durante más de un siglo, el Maestro Hsu Yun enfrentó la agitación de su tiempo —guerras, cambios políticos y sociales— sin perder nunca su conexión profunda con el Dharma. Su capacidad para restaurar monasterios en ruinas y revitalizar la tradición Chan fue fundamental para preservar esta enseñanza en momentos críticos.

Hoy, su legado sigue vivo en las comunidades de practicantes de todo el mundo, que encuentran en sus enseñanzas una fuente de inspiración para cultivar la compasión, la paciencia y la sabiduría en el camino hacia la iluminación.


«Una taza de té: saborear, despertar; un instante, una eternidad.»
— Maestro Hsu Yun

La Canción del Saco de Piel: Un Lamento Muy Humano

¡Canción del Saco de Piel, el saco de piel se lamenta!

Antes del eón Vacío, no tenía nombre ni forma.
Después de la era de los sonidos majestuosos, se convirtió en un obstáculo.

Trescientos sesenta tendones conectan el marco del cuerpo.
Cada centímetro está cubierto por ochenta y cuatro mil poros.
Dividido en las tres fuerzas primordiales, combinando los cuatro grandes elementos,
Sostiene el cielo y pilares de la tierra, ¡o espíritu majestuoso!

Conoce la causa y efecto, discierne los tiempos.
Refleja lo antiguo y comprende el presente, aún confundido.
Solo por el apego erróneo a esta forma ilusoria,
agota a nuestros padres, y se aferra a su esposa e hijos.
Y en su ignorancia, deja tras de sí una estela de deudas kármicas.

Canción del Saco de Piel, el saco de piel se lamenta.
Beber alcohol y comer carne perturba la naturaleza de la mente,
la indulgencia y el apego al placer llevan finalmente a la ruina.
Cuanto más alto el cargo, mayor influencia y poder para oprimir;
Los comerciantes engañan con astucia y trampas.
Honor, riqueza, extravagancia, ¿cuánto pueden durar?

Cuando llegan la desgracia y la pobreza, todo se gasta en un instante.
El falso discernimiento entre uno mismo y los demás crea desigualdad.
Al dañar a los seres vivos, los tratamos como si fueran maleza.
Y cada día nuestro cálculo se basa en la estupidez, la ira y la codicia.
Hundiéndonos en estas perversidades, destinados al fracaso.
Imprudentemente matamos, robamos, codiciamos, mentimos.
Despreciando a familiares y amigos, somos devastados por el amor y el odio.

Maldiciendo al viento y lluvia, burlándonos de espíritus y dioses,
Sin entender que el nacimiento y la muerte son insustanciales, estamos verdaderamente perdidos.
Nacidos del vientre de una vaca, entramos en el vientre de una yegua.
Mientras cambian cabezas y rostros, ¿quién alaba su suerte?
¿Quién lamenta su destino?

Creamos mucho mal,
Pero no cultivamos la virtud.
¡Qué vano nuestro paso por el nacimiento y la muerte!
¡Qué inútil el clamor de nuestras vidas!
De ahí, a los tres caminos malignos:
Caemos a los infiernos
O sufrimos como fantasmas o animales.

Los antiguos sabios hablaron una y otra vez,
como campanas matutinas y tambores vespertinos,
Intentando agitar las cuerdas de nuestros corazones.
Las retribuciones por el bien y el mal son tan nítidas y claras como pueden ser.
Nos despiertan para que queramos abandonar la turbidez quíntuple.

¡Canción del Saco de Piel, el saco de piel se lamenta!
Dotado de forma, que no te estorbe.
Sustancia ilusoria, mero nombre falso, es solo un dharma relativo.
Regresa pronto a tu corazón, y contempla con tranquilidad.
No codicies la fama, no codicies la riqueza,
Deja atrás a tus seres queridos y viaja más allá del mundo.

No te aferres a la esposa, no añores a los hijos.
Entra en la vacuidad; recibe los preceptos del Buda.
Busca un maestro iluminado,
pide las enseñanzas secretas,
Investiga Ch’an, medita bien,
Trasciende los tres reinos.

Detén la creciente locura de la mente
Desde hoy no entrarás en el mundo del polvo rojo.
Haz un gesto de adiós con la mano.
Domina los seis sentidos, corta los pensamientos,
Sin yo ni otros, las aflicciones cesan.
No seas como los mundanos, que suspiran por el paso de la niebla y el rocío.

La ropa cubre el cuerpo, la comida sacia el hambre,
Solo son soportes temporales para este cuerpo.
Abandona las riquezas,
Mira con ligereza el cuerpo y la vida.
¡Recházalos como saliva y flema, y no dudes!

Mantén los preceptos puros, sin mancha.
Puro como el jade, fresco como el hielo, con dignidad en los cuatro gestos.
No te enfades cuando te insulten, no odies cuando te golpeen,
Soporta lo que es difícil de soportar.
Olvídate de la burla.

Pasa por alto el sarcasmo.
Ignora tanto el invierno como el verano.
Trabaja sin interrupción.
De principio a fin, recita con una sola mente «Namo Amita Buda».
No caigas en el letargo;
Abstente de dispersarte.
Sé como el pino y el ciprés, nunca desvaneciéndote, siempre verde.

No dudes del Buda,
No dudes del Dharma,
El conocimiento saludable es entender lo que oyes y ves.
Atraviesa el papel, penetra la piel de vaca.
No te equivoques.
Haz tu mente redonda y brillante.

Regresa a la fuente; alcanza la liberación.
Vuelve al origen, al niño inocente.
No existe el no ser; el vacío no es vacío:
Revela el potencial misterioso; difícil de comprender.

Llegado a este punto; no has trabajado en vano.
El sonido de la tierra es el momento de la realización.
Justo en ese instante habrá terminado,
Solo entonces te convertirás en el Gran Hombre,
Y con los diez títulos perfectos y brillantes
serás el Maestro que enseña a una miríada de mundos.

¡Ese mismo caparazón es ahora el cuerpo de Buda que se presenta en las Diez Direcciones!
Con el bien y el mal distinguidos claramente, no ocurren más errores.
Pero ¿por qué te apoyas solo en lo falso y no practicas lo verdadero?

El T’ai Chi «absoluto» se divide en cielo y tierra.
Con un empuje vivaz, deberías girar el ch’ien y k’un de tu propia mente.
Reyes y primeros ministros ciertamente practicaron el Camino en vidas anteriores.
La riqueza y el honor o la pobreza absoluta se deben a las causas pasadas de las personas.

Con la vida, viene la muerte,
todos saben esto.
¿Por qué gemir y protestar?
Por esposas y riquezas, por heredero y fortuna, arruinas tu futuro.
Todo se debe a la ira y la codicia.

¿Por qué tipo de beneficio, por qué tipo de fama he desperdiciado diecinueve primaveras?
Mil asuntos no son como deseas que sean.
Enredado en el mundo, te asaltan las dificultades constantemente.

Una vez viejo, los ojos se nublan, tu cabello se vuelve blanco como la nieve.
¡Sin ninguna virtud en particular, has desperdiciado toda tu vida!
Los días se extienden a meses, los meses llegan a años.
En vano lamentas el paso del tiempo, girando y girando como una rueda.

¿Quién es inmortal en este mundo?
Mejor regresa e inclínate ante Aquel cuya compasión es como una nube.
Visita las montañas sagradas, lugares sublimes,
Deambula libremente, a voluntad.

Rápida es la impermanencia.
Pero ¿lo sabes? ¿Eres consciente?
¿Cuánta charla ociosa y vacía quieres escuchar?

¡Recita «Amitabha!»
Comprende la vida y la muerte,
Mantente feliz.
¿Cuántos pueden hacerlo así?
Investiga dhyana, comprende la esencia,
Alcanza el propósito de la Escuela.
En tales esfuerzos hay vigor y energía sin límites.

Té ligero y comida simple:
No dejes que tu mente sea codiciosa.
Durante el día y la noche, regocíjate.
Sé feliz en el Dharma.
Deshazte del yo y los otros, sin distinciones.
Ve que enemigo y amigos son iguales;
olvídate de la calumnia y la alabanza.

Desaparecidos los impedimentos, no hay vergüenza ni insulto.
Logra una mente como la de los Budas y Patriarcas.
¿Qué estás esperando?
Buda cortó las cuerdas del amor y escaló las montañas nevadas.

Kuan Yin se despidió de los familiares y se convirtió en discípulo del Buda.
En la época de los Emperadores Yao y Shun,
Los ermitaños Ch’ao y Hsu pasaron sus días.
Cuando Yao ofreció a Ch’ao el gobierno del imperio,
Ch’ao se lavó los oídos en el arroyo.
Chang Tzu Fang y Liu Ch’eng Yi
también renunciaron a cargos oficiales para vagar por ríos y montañas.

En esta era de decadencia, llena de angustia y dificultades,
Deberíamos de esforzarnos ahora por ser como aquellos de antaño, en busca de nuestra iluminación.
Complaciendo la ignorancia, cometiendo los diez males,
Desperdiciamos nuestros recursos, cosechamos el desprecio del mundo.

Plagas, sequías e inundaciones, ¡mucha miseria que soportar!
Hambrunas y guerras surgen una y otra vez.
Las noticias diarias son temerosas, llenas de extraños presagios.
Terremotos, maremotos, derrumbes de montañas:
¿Qué podemos hacer mientras estamos atrapados en esta época y tiempo?
Esto es el resultado del mal hecho en vidas anteriores.

Difícil encontrar satisfacción, cayendo en la confusión.
En pobreza y dificultad, un pensamiento bueno comienza.
Comienza un buen pensamiento, entra al templo y reverencia al Rey del Dharma.
Arrepiéntete y reforma tus ofensas, aumenta tu felicidad.
Inclínate ante un maestro de ojos claros, pide confirmación.

Comprende la vida y la muerte: ilumina mente y naturaleza.
Destrozar la impermanencia es lo que entendemos por permanencia.
El camino dentro del camino se encuentra a través del cultivo fuerte.

Santos y sabios dejaron claras enseñanzas.
Las escripturas del Tripitaka deben ser respetadas.
Con el corazón abierto, con sinceridad,
Anima a las personas a cuidar lo que es apropiado.
No tomes estas palabras por ociosas sin recordarlas.
Los grandes practicantes deben ver su naturaleza.

Cultiva rápidamente. Con feroz diligencia.
Planta las causas apropiadas de Bodhi;
Renace en los nueve niveles de loto con certificación de Buda.
Deja que Amitabha Buda te lleve al Oeste.
Deja el saco de piel; asciende al vehículo supremo.

Esa es la búsqueda suprema.
La Canción del Saco de Piel ha sido cantada.
¡Les insisto amigos a escuchar!

— Maestro Hsu Yun (Nuve Vacía)


☸ Transcripción basada en texto tradicional chino traducido al español por KarunaPura.

 

Jordi Clement

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